Dónde y cuándo empezó la astrología

¿Dónde y cuándo empezó la astrología?

Nuevos descubrimientos sobre la astrología de los sumerios

Astrolog número 101, diciembre 1997

Bruno Huber

Esta historia empieza con las tablillas de arcilla babilónica aquí representadas y conocidas con el nombre de mul.apin.

Tablilla de arcilla mul.apin, una de las dos pequeñas tablillas de arcilla en las que se representa el cielo de dioses estrella de los sumerios, con determinación exacta de ubicación y tiempo (tamaño original: 6 x 8,4 cm). Antes de entrar en detalles, primer debemos definir qué es en realidad la astrología. El “arte de los reyes” o, expresándolo en términos modernos “la psicología más antigua del mundo” se sirve (desde el punto de vista técnico) de los 7 planetas clásicos que se mueven en un cinturón de constelaciones de estrellas(llamado zodíaco). Además, la astrología parte de la base de que entre esas constelaciones celestes y la vida y el destino humano en la Tierra existe una relación que puede entenderse como una analogía o una sincronicidad de procesos entre esos dos mundos.

En todas las culturas que la humanidad ha producido en el curso de su historia siempre ha habido (desde los primeros momentos) un esfuerzo por estudiar y comprender el curso de la Luna. Sin duda, las primeras ideas mágicas y místicas, y los ritos y cultos a la Luna (derivados de ellas) como luz nocturna en constante movimiento, se originaron en los tiempos preculturales.

Pero además, la Luna también era un indicador independiente de las variaciones del tiempo. Pues muy pronto existió la necesidad de comprender y poder calcular las idas y venidas cíclicas de las estaciones.

Para una floreciente cultura de asentamiento fijo (nonómada) con sus estructuras sociales y económicas cada vez más especializadas, disponer de un calendario fiable era básico para sobrevivir.

No obstante, esos primeros esfuerzos de diferentes culturas todavía no pueden describirse como astrología. Ni siquiera tampoco cuando algunos pueblos (la cultura prehindú Harpa del valle del Indo o los druidas de Stonehenge) finalmente pudieron comprender el curso del Sol y, de esta forma, pudieron determinar la duración exacta del año y de sus estaciones.

Esto fue, sin duda, un paso previo necesario para la posterior aparición de la astrología. Sin embargo, el paso de reconocer los planetas visibles a simple vista e incorporarlos en una “religión de las estrellas” sólo lo dio una cultura. No fueron ni los griegos ni los egipcios ni los chinos ni los hindúes. Con pequeñas adiciones particulares, estas culturas se quedaron en el paso previo y no fue hasta mucho más tarde (500-300 a.C. o más tarde) cuando recibieron la astrología caldea. Tampoco fueron los caldeos ni los babilonios ni los acadios, descendientes de los pueblos semitas de Mesopotamia.

Fueron los sumerios, un pueblo no-semita que probablemente llegó a Mesopotamia sobre el 4000 a. C., quienes en el tercer milenio antes de Cristo dieron el paso definitivo, que consistió en descubrir los cinco planetas Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio, y medir y describir su movimiento en el zodíaco. Esto es lo que demuestran los últimos descubrimientos científicos.

La tablilla de arcilla arriba representada es una de las dos de la serie que se conoce con el nombre de mul.apin. En ellas se describen los movimientos del Sol, la Luna y los cinco planetas, y además se representan y describen de forma exacta 33 constelaciones con 66 estrellas individuales. En estas tablas, los doce signos zodiacales reciben el nombre de “el camino de la Luna” y su aparición como primer astro de la mañana está fijada de forma exacta en un calendario solilunar. Estos datos pueden comprobarse actualmente (teniendo en cuenta el desplazamiento precesional).

Las dos tablillas mul.apin fueron descubiertas en Nínive, en la biblioteca del rey babilonio Assurbanipal (período asirio, 669-627 a.C.). Inicialmente fueron (erróneamente) consideradas parte del Enuma Anu Enlil (*), que durante mucho tiempo se catalogó como “el libro de astrología más antiguo del mundo”.

Esta serie de tablillas de arcilla es la colección más amplia de observaciones astronómico-astrológicas y reglas de augurios de la época de los comienzos de la astrología. Según expresión del propio Assurbanipal, era la pieza de su colección de la que estaba más orgulloso. Se alegra de haber leído en sus “textos de los tiempos de antes del Diluvio”. Sin embargo, hasta hace poco los expertos (asiriólogos y sumeriólogos) no habían dado crédito a esta afirmación puesto que la mayor parte de los escritos de esta colección procede claramente de los comienzos de la época babilónica (dinastía Hamurabi) del rey Amizaduga (1518-1516 a.C.)

Salida del Sol en el visor de Stonehenge

Sin embargo, los últimos desciframientos de la lengua y los textos sumerios ponen de manifiesto que dos de las pequeñas tablillas (justamente, el mul.apin) son copia de un texto sumerio mucho más antiguo, cuyo original se ha encontrado. El original procede del año 2340 a.C. (esto es lo que se desprende de los cálculos realizados por el especialista Werner Papke basándose en los datos incluidos en estos textos sobre los momentos en que se producían las apariciones de 66 estrellas y constelaciones como primer astro de la mañana). Con su minucioso trabajo, Papke ha conseguido reconstruir todo el cielo de estrellas de los sumerios. Gracias a este descubrimiento, hoy conocemos de forma exacta el modelo conceptual astrológico original de los sumerios: la posición de las estrellas en esa época, cómo dividieron el cielo en constelaciones y cómo se interpretaban dentro de su integradora “religión de las estrellas”.

Para hacer una descripción del fascinante modelo del mundo de los sumerios, necesitaríamos más espacio del que tenemos disponible en este artículo. Además, hasta el momento, sólo se ha traducido una pequeña parte de las tablas de arcilla sumerias (en el sótano del British Museum de Londres hay unas 20.000 tablas todavía no traducidas). Sería temerario y absurdo querer ofrecer aquí una visión general definitiva. No obstante, con algunos ejemplos, quiero destacar algo de la imagen visible hasta el momento.

Mapa estelar según el mul.apin (Werner Papke).

Los sumerios dividían su cielo en tres “caminos” que transcurrían paralelos al ecuador celeste y que daban la vuelta al cielo: el camino de Ea, el camino de Anu y el camino de Enlil.

Estos caminos eran las esferas de influencia de tres supradeidades abstractas que jamás se representaban corporalmente: la divina trinidad. Eran las esferas del mundo material (Ea), el mundo humano (Anu) y el mundo divino (Enlil). A través de estas tres bandas serpenteaba “el camino de la Luna” (Charranu), que también era el camino de los planetas: el zodíaco. De esta forma, una parte del zodíaco se encuentra en el camino de Enlil (los signos de verano), una parte en el camino de Anu (signos de primavera y otoño) y una parte en el camino de Ea (los signos de invierno). El mapa estelar adjunto preparado por Werner Papke según el mul.apin muestra esta división para el período de 2340 a.C.

En ese momento de la historia, los sumerios ya conocían el movimiento de desplazamiento precesional de las constelaciones. Las representaciones anteriores siempre hablan de 11 signos zodiacales (todavía falta Libra). En cambio, el mul.apin describe las imágenes de 12 constelaciones y explica claramente que Zibanium (Libra) se construyó a partir de las pinzas del escorpión, para dar al comienzo del otoño su propio signo. Anteriormente, el zodíaco siempre se basaba en dos estrellas: Aldebarán (en Tauro) marcaba el equinoccio (duración del día y de la noche iguales) de primavera y Antares (en Escorpio) determinaba el punto de inicio del otoño. Pero esto sólo es cierto alrededor del 3200 a.C. Probablemente, un poco antes de que se escribiera el mul.apin, se descubrió que el punto de misma duración del día y de la noche se había desplazado hacia el oeste: de Aldebarán a las Pléyades y de Antares hacia las pinzas del escorpión.

Los sumerios vivían de acuerdo con su círculo estelar. A lo largo del año se movían de forma síncrona con el movimiento de los dioses-planeas y de las casas celestes (los signos). Esto daba una determinada actividad y ocupación para cada momento del tiempo. Por ejemplo, la acumulación de estrellas de las Pléyades y las Híades de Tauro, significaban “el poste de la casa nupcial”. Tras su invisibilidad en invierno, en el mes de mayo volvían a aparecer como primer astro de la mañana antes de la salida del Sol en el horizonte este: ¡Tiempo de bodas!

O cuando, un mes antes, la estrella Hamal aparecía por el Ascendente como primer astro de la mañana, era momento de arar y sembrar los campos. Hamal es la estrella más brillante de Aries, que en sumerio es LU.CHUN.GA, que significa trabajador del campo o pastor. Por cierto, al mismo tiempo, ascendía la pequeña constelación Apin (arado) situada en la mitad superior del zodíaco.

Todos los planetas tenían su “casa” (signo domicilio). Destaca el hecho de que Venus (Ischtar) era el único planeta que tenía cuatro casas. Era la diosa-planeta superior y aparecía en cuatro formas distintas: como Schamchat (la prostituta divina) en GU.AN.NA (Tauro), como Shala Shubultum (Virgen con la espiga) en AB.SIN (Virgo), como Ischchara (regente de todos los países) en GIR.TAB (Escorpio) y como Anunitum
(madre de LU.CHUN.GA) en ARURU (Piscis). Esto demuestra que la cultura sumeria era matriarcal. Efectivamente, las mujeres eran mayoría en la clase sacerdotal. Este dominio femenino no acabó hasta que el primer rey babilónico Amizudaga (1581-1561 a.C.) nombró oficialmente a Marduk (Júpiter) como dios del estado.

Estos ejemplos son suficientes. También podríamos hablas de la epopeya de Gilgamesh (existe una nueva traducción de los textos originales sumerios). De la cuidadosa lectura de esta obra se desprende que no sólo es un magnífico trabajo épico-literario sino también algo así como el libro de texto o de interpretación del mul.apin. Éste sí es, verdaderamente, el manual de astrología más antiguo. Pero esto sería una larga historia…

(*) La colección Enuma Anu Enlil contiene, además del mul.apin, una gran cantidad de datos de observaciones de movimientos del Sol (Schamasch) y la Luna (Sin). En la sección dedicada a Venus, no sólo se encuentran unas efemérides de Venus de 20 años sino también una cantidad de observaciones del resto de planetas, con sus ascensos y descensos, y los momentos de conjunción con estrellas fijas. Y todos estos datos tienen añadidos textos de interpretación (un total de más de 7000 textos). Hasta la época moderna, en la literatura astrológica se encuentran citas(en parte literales) de esos antiguos textos, en especial, en las colecciones de aforismos de los siglos XVI y XVII, así como en los textos de astrología horaria y mundana del siglo XX. 

Traducción: Joan Solé, 2000-2007)

Yo

Yo

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé, 2000-2007)

También ego, id, psique, sí mismo, alma, etc. Como puede verse a partir de esta diversidad de conceptos, se trata de un término no claramente definido ni psicológica ni astrológicamente. Demasiados conceptos muy distintos pertenecientes a diferentes escuelas.

En uno de los extremos de la escala aparece la idea de que el concepto de yo es una ficción, es decir, que no existe nada que actúe como yo.

En el otro extremo se sostiene que el yo es el verdadero núcleo divino del ser humano. El famoso cirujano Virchow ya había apuntado sarcásticamente que en las muchas personas que él mismo había abierto, jamás había encontrado ningún alma.

Es decir, que el yo no puede ser ningún órgano biológico. Hoy, los órganos del cuerpo humano se conocen mucho mejor que en aquellos tiempos pero de ninguno de ellos puede decirse que es el órgano del yo.

«El todo es más que la suma de las partes», esto ya lo sabían los antiguos griegos. En consecuencia, lo más fácil es considerar al yo como un «concepto suma» de orden superior.

A diferencia de las abejas, los leones y los monos, los humanos con la suma de órganos que conforman nuestro cuerpo, somos capaces de percibirnos como instancia que considera, piensa, utiliza su voluntad y actúa. Y a esto lo denominamos «yo» (véase Descartes: «Pienso, luego existo».

Percepción del yo
Percibirse uno mismo como ser vivo en un mundo que le rodea y le concierne, y cuyo punto de referencia subjetivo es uno mismo (yo).

Visto así, soy el «punto de medida del mundo», puesto que sólo puedo percibir el mundo a partir de mí y medirlo desde mi posición.

Así pues, cada persona es el punto central de su mundo. Y también de esta misma forma, es como el horóscopo representa al ser humano: todas las características y capacidades de una personalidad se encuentran como planetas en una posición zodiacal 2 y están situados en un sistema de casas en un entorno.

Todo esto se representa en forma circular alrededor de un centro en el que no se dibuja nada. Este centro es, en realidad, la posición del yo. Y, a partir de aquí, no me identifico con mis capacidades e instrumentos, sino que (si soy suficientemente consciente de ese hecho) los dirijo.

Zona del yo
En el horóscopo es la zona alrededor del > Ascendente (AC= punto del yo) que distintas escuelas definen de maneras distintas.

Con frecuencia, toda la casa 1 se ve como tal. Uno de los puntos de vista tradicionales sólo considera determinante para el yo la zona de 30º del signo del AC que, en la mayoría de casos, también se extiende hacia atrás, hacia la casa 12.

Una opinión psicológica moderna basada en investigaciones establece que todos los planetas que se encuentran entre los puntos de reposo de las casas 11 y 2 (es decir, al final de la casa 11, en la casa 12, en la casa 1 y en la primera parte de la casa 2) tienen que ver con el yo y, en consecuencia, reaccionan de forma egoísta.

Virgo

Virgo

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé, 2000)

 1990-1995 API Verlag (Adliswil/Zurich)
 2005 API Ediciones España, S.L.

Signo zodiacal y constelación de estrellas fijas (lat & ingl: Virgo, fr: Vierge, it: Vergine).

Virgo astrológico
Una de las divisiones de la trayectoria del Sol (eclíptica) en 30º que en astrología se conocen como signos zodiacales. Como normalmente se cuentan a partir del punto equinoccial de primavera (0º Aries), Virgo es el sexto en serie:

Virgo va desde los 150º a los 180º de la eclíptica .

Cruz y temperamento: este signo pertenece a la cruz mutable y su elemento es la tierra. Esta combinación, aparentemente contradictoria, frena un poco la alegría y la vivacidad de la cruz mutable, y condiciona a las personas con énfasis en Virgo a abordar las cosas de la vida con precaución, cuidado y una preferencia por los detalles. Existe un amplio abanico de posibilidades de expresión que van desde un rigor cuidadoso hasta una pedantería desbordada, que una y otra vez pueden ser desbaratadas por el desorden (la mayoría de las veces ocasionado por la propia espontaneidad). Esto debe remediarse, por eso muchas personas Virgo son especialistas en restauración o reparación en alguna área especial.

Regente del signo: Mercurio otorga una gran predilección por las palabras y los símbolos pero, al mismo tiempo, una constante lucha con el idioma y miedo a ser criticado o a quedar comprometido por lo dicho o escrito. Pero precisamente esta característica lo hace un excelente corrector, que detecta todos los errores. La tendencia a seguir lo escrito al pie de la letra puede llegar convertirse en una ortodoxia exagerada.

Color: naranja claro hasta amarillo oro.

Piedras: carneola y ágata amarilla? Una variante moderna de la medicina alternativa, según H. Tobler, sería el epidoto (pistacita) (se supone que ayuda a amortiguar las frustraciones por fracasos y la tendencia a la infravaloración) y la turmalina verde (verdelita) (se supone que actúa estableciendo un puente entre esferas materiales u otras más sutiles y, por ejemplo, favorece la capacidad de diferenciación y la conciencia de los valores).

Asignación en astromedicina: el vientre y el tracto intestinal han sido asignados a Virgo desde la antigüedad. Se observa con frecuencia la tendencia a tener problemas de digestión, una exagerada preocupación por la salud y también un constante esfuerzo por la limpieza en lo mental, así como intensas reacciones psicosomáticas de todo tipo. Ocasionalmente también puede observarse hipocondría.

Países según Ptolomeo: (120d.C.): tribus del área helénica, especialmente Achaia (Grecia al oeste y al sur del istmo de Corinto); la isla de Creta; Mesopotamia y Babilonia (aproximadamente el actual Irak).

Países con el Sol en Virgo en el horóscopo estatal:

Belize (antes Honduras Británicas) 21/09/1.981
Bulgaria 15/09/1.946
Chile 11/09/1.973
Katar (Golfo Pérsico) 01/09/1.971
Libia 01/09/1.969
Malasia 16/09/1.963
Mali (norte de África) 22/09/1.960
Malta 21/09/1.964
México 24/08/1.821
Corea del Norte 09/09/1.948
Papua (Nueva Guinea) 16/09/1.975
Suiza 12/09/1.848
Swaziland (sur de África) 06/09/1.968
Trinidad Tobago (Caribe) 31/08/1.962
Uruguay 25/08/1.825

Zodíaco terrestre:(equivalentes geodésicos): todos los países del este asiático y de las islas del Pacífico con posiciones geográficas entre 150º y 180º de latitud este tienen su meridiano local en grados de Virgo: la zona más al este de Siberia, media isla de Kamtschatka, el este de Nueva Guinea (Papua), las islas Salomón, Nuevas Hébridas, Nueva Caledonia, Nueva Zelanda, la costa este de Australia (Canberra, Sidney, Brisbane, etc.).

Profesiones: profesiones sociales, de ayuda y salud, en especial, cuidado de niños; además, actividades administrativas como agente fiduciario, contable, asesor fiscal, bibliotecario, administradores de ficheros, archivo y almacenes en pequeños espacios. Tendencias artesanales, ornamentación, grafismo de escritura y caligrafía. Pintura en miniatura, alfarería y trabajo de picapedrero.

Símbolo: Tres arcos cuya última línea va más abajo de la base y es atravesada por un lazo que va hacia la derecha. Este símbolo es muy antiguo y apenas ha experimentado ninguna variación en su representación. Se trata de un símbolo nada fácil de interpretar y, como tal, en toda la literatura apenas se explica en forma de principio. En la Edad Media cristiana se intentó establecer este símbolo como monograma MV para la Virgen María. Pero su comprobado origen romano, si no griego, demuestran la equivocación.

Sólo al realizar el análisis grafológico aparecen como principios las típicas
características de Virgo: la tendencia a guardar provisiones silenciosamente y una inclinación hacia lo secreto y lo misterioso (arcos), el meticuloso cavar en busca de lo escondido (la línea que va hacia lo profundo) y la intensa dedicación al entorno que, no obstante, una y otra vez lo devuelve hacia sí mismo (el lazo).

Características: Virgo se comporta de manera muy realista, siempre dispuesto a ayudar, es paciente y amante de la paz, y con frecuencia esconde su capacidad de comprensión intuitiva aunque en la infancia tiene mucha fantasía. El tipo Virgo tiene una gran capacidad de adaptación y en situaciones de dependencia puede ser servil. Quiere abordarlo todo con una previsión inteligente y por esto, en ocasiones, actúa de manera excesivamente precavida o cuidadosa. Los Virgo tienen preferencia por los detalles y en las conversaciones pueden divagar o ser un poco sosos.

Normalmente las personas Virgo son colaboradores, socios o amigos muy fiables y dignos de confianza, pero en circunstancias de presión existencial amenazadora pueden convertirse en delatores. Los miedos existenciales son el principal estímulo de las personas Virgo aunque difícilmente lo confiesan. Por esto, a menudo, desarrollan una gran inteligencia y son verdaderos especialistas en estrategias de supervivencia (en tanto que con su carácter acomodadizo no decaiga su capacidad de adaptación).

Virgo tiene una naturaleza tenaz y longeva que puede esconder muchos golpes, cuya arma defensiva es el comportamiento absolutamente neutral. Esta característica de no adherirse a ninguna de las partes exige también la capacidad de poder estar en soledad, lo cual puede desembocar finalmente en una asombrosa sabiduría.

Arquetipos: la casta virgen – las vestales – la inteligencia – la entrega incondicional – la venalidad (N. del T. De «venderse») – el delator.

Pensamiento semilla: «Soy la Madre y el Hijo, soy Dios, soy materia».

Nombres y mitología: Virgo es la representación más antigua de la inocencia y la virtuosidad.

Los antiguos sumerios ya hablaban de AB.SIN la diosa virgen con una espiga (Shala Shubultum). Era la casa de Venus que en esta cultura matriarcal tenía cuatro formas y, correspondientemente, cuatro casas: en Tauro, la prostituta divina Schamchat; en Virgo, la diosa de la cosecha; en Escorpio, la «regente de todos los países» Ischara y en Piscis, Antu, la madre de (LU)CHUN.GA (signo de Aries). Era la diosa más importante de los sumerios. En las culturas antiguas y en las épocas siguientes está documentada con distintos nombres y con diferentes accesorios. Pero siempre permanece de forma central el sentido de la virgen inocente.

Se trata pues de un arquetipo de primera magnitud que aparece en todas las culturas hasta el lejano oriente. Algunos ejemplos de nombres: Perséfone/Proserpina, Ceres spicifera dea, Aristae Puella, Cibeles, Maeden (virgen), Pulcela (doncella), virgen de los campos de trigo, etc. Ocasionalmente, también se identifica con Diana o Minerva, e incluso con Medusa. Al profundizar en su estudio, se obtiene la impresión de que con las más distintos argumentos, todo el mundo ha intentado tener este antiguo símbolo. Pero en última instancia, siempre permanece la casta virgen con el símbolo de la plenitud de la cosecha, la espiga.

Virgo astronómico
Una constelación de estrellas fijas con el mismo nombre que el signo zodiacal Virgo. A su través (como ocurre con el resto de 11 signos zodiacales) se extiende la eclíptica, la trayectoria del Sol, la Luna y los planetas, es decir, nuestro zodíaco. No obstante, debido al desplazamiento ocasionado por la precesión a lo largo de los milenios, hoy en día, en esa sección celeste se encuentra el signo Libra (véase carta celeste).

La constelación de Virgo es una de las más grandes del zodíaco. En total, abarca 53º45′ de la longitud del zodíaco. En cuanto a su aspecto físico en el cielo, no es una constelación que llame demasiado la atención a simple vista puesto que sólo contiene una estrella de tamaño 1: Spica, la espiga. Spica (una estrella espectroscópicamente doble) es un claro ejemplo de la luminosidad de una estrella de magnitud 1 (su magnitud real es 0,98). Se encuentra a una distancia de 258 años luz, y para aparecer con ese brillo, la intensidad de su irradiación debe ser unas 20.000 veces la de nuestro Sol.


Acumulación de galaxias en Virgo

Para poder disfrutar de esta zona celeste de Virgo, ciertamente tranquila desde el punto de vista óptico, pero altamente interesante, se necesita la claridad y la tranquilidad de una noche de invierno o de primavera. Además (debido a la «contaminación luminosa» del cielo en las áreas de aglomeraciones urbanas), también es recomendable buscar una zona lo más deshabitada posible y utilizar unos gemelos. Entonces es cuando (con un cristal de 6 aumentos), especialmente en la parte superior de la constelación, se descubre una abundancia de manchas alargadas y muy unidas de distinto tamaño. Esta zona superior y la constelación que se encuentra justo encima, cuyo nombre es «Coma Berenices», contienen la acumulación más densa de galaxias (nebulosas espirales) de todo el cielo. Esto hace que la observación con un telescopio adecuado sea especialmente interesante. Con una óptica gran angular y un aumento de 200 se abren otros mundos del universo. Esta zona celeste es una de las preferidas de los astrónomos amateurs.

Carta celeste: la carta celeste muestra (de derecha a izquierda) cuatro constelaciones: Cáncer, Leo, Virgo y Libra tal como aparecen en el cielo. Las líneas finas representan los límites oficiales de las constelaciones, tal como están definidas en la actualidad. Las estrellas de mayor tamaño también aparecen unidas con líneas finas, formando la imagen de la constelación, tal como puede observarse a simple vista, sin instrumentos ópticos.

La línea horizontal transversal es el ecuador celeste y la vertical el meridiano 180º. El punto de intersección de estas dos líneas, es el lugar donde se encuentra el Sol, en otoño, en el momento en que el día y de la noche tienen la misma duración (punto de otoño; astrológicamente 0º Libra ó 30º Virgo).

La línea oblicua representa la trayectoria del Sol (nuestro zodíaco). El curso del Sol en el signo de Virgo (150º – 180º) está marcado con línea gruesa y el correspondiente al signo Libra (180º 210º) lo está con la línea a trazos.

Esta representación permite comprobar el desplazamiento de las constelaciones: cuando, durante el año, el Sol pasa por la división zodiacal de Libra, en realidad en el fondo se encuentra la constelación de estrellas fijas de Virgo, mientras que en el mes de Virgo se mueve sobre la constelación de Leo.

Referente al zodíaco en general: Debe realizarse una cuidadosa distinción entre a) los signos zodiacales astrológicos y b) las constelaciones astronómicas del mismo nombre, puesto que, debido a la precesión, ambos zodíacos no coinciden. La constelación Virgo sólo coincidió con la sección de la trayectoria anual del Sol que denominamos signo de Virgo en el espacio de tiempo entre, aproximadamente, el 2.300 y el 400 a.C. Los babilonios llevaron a cabo la formulación matemática y la asignación de nombres a los signos astrológicos precisamente en este período de tiempo (entre el 1.700 y el 1.000 a.C.), tras reconocer que el curso anual del Sol era independiente de las constelaciones visibles en el cielo y que siempre describía un círculo en el cielo (zodíaco) que coincidía en el tiempo con el regreso de las estaciones del año y que la Luna y los planetas también seguían el mismo curso. A partir de este hecho dedujeron que lo que podía tener significado para la humanidad era precisamente ese círculo que describían el Sol y los planetas. Expresado en forma moderna, esto indica que la astrología sólo trabaja con los acontecimientos en el marco del sistema solar y no se ocupa (aparte de en lo referente al principio de las eras astrológicas) del infinitamente alejado trasfondo de estrellas.
Traducción: Joan Solé, 2000

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé, 2000-2007)

En sentido estricto: una persona que tiene un encuentro conmigo o que está frente a mí.

En sentido amplio, todo lo que no es yo (el otro objeto o sujeto no perteneciente a mí). En sentido más amplio es también la mayoría de todo aquello con lo que me encuentro (o sencillamente, todo el entorno.

Punto del tú
El punto del tú en el horóscopo es el Descendente. Está al otro lado del punto del yo (Ascendente) y constituye el principio o la cúspide de la casa 7.

Su posición en un determinado signo y la eventual proximidad de planetas determinan qué tipo de imagen tengo del tú (y como me oriento hacia él). De esto se deduce, evidentemente, que la ocupación del punto del tú juega un papel muy importante, tanto en la elección de pareja como en la valoración de la capacidad de contacto.

En la interpretación pueden distinguirse dos niveles de diferenciación de la imagen del tú que están a disposición de la persona correspondiente:

1. El signo en el que se encuentra el DC da una descripción cualitativa general del origen, entorno y cualidad de vida del posible tú. Pero si no hay planetas, el concepto queda difuso (en el mejor de los casos está formado por imágenes formales de la educación, esto es, clichés).

2. Los planetas en el signo del DC indican de una manera más concreta y de forma correspondiente a las cualidades de los planetas, las típicas ideasobjetivo sobre la pareja y naturalmente también las exigencias y reivindicaciones sobre el tú deducibles a partir de ello.

Lado del tú
Es la mitad derecha del sistema de casas (también conocido como lado oeste), es decir, las seis casas a la derecha del meridiano. 4,5,6,7,8 y 9.

Todos los planetas que se encuentran en esta mitad del horóscopo se ocupan (consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente) del entorno.

Con estos planetas, la persona no puede, sin más, sustraerse a la intervención del entorno.

Esto está en contraste con el lado izquierdo, en el que los planetas, de alguna forma se encuentran asentados en su «espacio íntimo». El acceso a este espacio no está permitido.

Zona del tú
Las dos casas que delimitan el punto del tú: la casa 6 y la casa 7. Éste es el verdadero espacio de encuentro con el tú. Aquí, la persona se confronta directamente a todas las personas que pertenecen a su círculo vital (de alguna manera hay un contacto a nivel de piel).

En la casa 6, por motivos existenciales, la persona debe construir contactos posiblemente útiles con determinadas personas que no puede escoger por sí misma. La posible elección viene determinada por factores ambientales como el entorno social, el lugar donde se vive, la educación, la profesión y el tipo de puesto de trabajo en el que se está ocupado.

Sobre esto dan información el signo o los signos que están en la casa 6. Los intereses que aquí se tienen y la forma en que se abordan y se cuidan los contactos humanos, quedan definidos por los planetas que se encuentran en la casa 6.

En la casa 7, la persona quiere escoger y llevar a cabo los contactos por sí misma. También aquí, los signos (aunque no estén en el DC) son una indicación del entorno deseado y de la forma de vida de la posible pareja, mientras que los planetas indican lo que se espera del tú, si se está dispuesto a dar algo, en qué medida, y cómo se aborda el contacto en general. Cada planeta hace aquí de su propia manera el correspondiente análisis coste/beneficio.

Triángulo dominante

Triángulo dominante

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé)

Figura de aspectos formada por un trígono, una cuadratura y un quincuncio. En psicología astrológica se considera desde hace tiempo como una figura especialmente importante. Es una de las figuras grandes que rodean el centro. Y por eso, cuando se encuentra en un horóscopo, tiene la característica de forzar a la persona a un determinado ritmo de vida. Así pues, es dominante. Ésta es la verdadera razón de su nombre. Adicionalmente, los planetas de la figura tienen una distancia proporcional parecida a la de las notas de un acorde dominante en música.

Como todas las figuras triangulares, este triángulo fuerza a los planetas que lo forman a un permanente movimiento de adaptación a las circunstancias cambiantes. Pero el especial surtido y ordenación de los aspectos de esta figura de aprendizaje le dan un cuño especial. El movimiento de fuerzas antes mencionado no se produce en cualquier dirección (como sucede a veces en las figuras tricolores) sino que sigue un determinado movimiento circular (siempre a lo largo de los aspectos que incluye y siempre en la misma secuencia) y, según las cualidades de los planetas de la figura, origina un ritmo con fases largas bien diferenciadas.

El movimiento obtiene el impulso a partir del aspecto rojo (cuadratura). Esta agitación se origina en la esquina del triángulo en la que el trígono se une con la cuadratura. El planeta de este vértice experimenta una contradicción que siempre se mueve en una polaridad: por una parte calma, relajación, disfrute (aspecto azul) y por otra, ganas de movimiento o acción energética (aspecto rojo). (El signo y la casa en la que se encuentra el planeta dan una especificación más exacta de esta experiencia). El «volver-a encontrar- la-tranquilidad» lleva ante todo en la cuadratura a una actividad frenética, ya sea en defensa del desasosiego o en un intento de dominar la situación mediante algún tipo de trabajo.

La mayoría de veces, la actividad no conlleva la solución y, tras su disminución, el movimiento llega a la verdadera fase de aprendizaje(aspecto verde). En una cierta paralización o irritabilidad, o buscando entusiasmo, la persona pasa revista a las cosas, se plantea preguntas y busca instintivamente o mediante reflexión (según los planetas participantes) la solución. Finalmente empieza a aparecer una idea o una certeza en la conciencia. La búsqueda consciente lleva a un reconocimiento que supone siempre una mejora de la situación o una posibilidad de solución.

En el paso por el aspecto azul, la solución puede implantarse y así la calma y el orden se ven reestablecidos. De este modo la persona va aparar durante un tiempo al disfrute de los esfuerzos realizados anteriormente. Hasta que, tras algún tiempo, en la esquina roja/azul del triángulo se pone en marcha de nuevo el «mecanismo de crisis».

Como esta figura ocupa mucho espacio, aunque existan otros aspectos o figuras de aspectos, siempre supone un determinado perfil en la vida de la persona que, con su ritmo propio, muestra una cierta intranquilidad debido a los cambios, pero también garantiza un proceso de aprendizaje constante. Con un triángulo así, difícilmente se puede vivir una vida burguesa estática y tranquila.

Al interpretar este tipo de figuras debe considerarse la dirección de giro: directa o retrógrada.

Triángulos dominantes. Directo = triángulo de aprendizaje (izquierda)
y retrógrado = triángulo de experimentación (derecha).

Si el movimiento es directo (izquierda) se llama triángulo de aprendizaje porque en esta figura hay una voluntad de aprender (a veces avidez de aprendizaje) que agiliza los procesos de aprendizaje, convirtiéndolos en verdaderamente fructíferos, y hace la vida bastante excitante.

Si el movimiento es retrógrado (derecha) (contrario al sentido cósmico, es decir, en el sentido de las agujas del reloj) ofrece una cierta resistencia al aprendizaje o una cierta inercia que ocasiona una mala disposición a aprender. Se llama triángulo de experimentación porque con él, a pesar de la resistencia, la persona se vuelve más inteligente a partir de la experiencia.

Triángulo de rendimiento

Triángulo de rendimiento

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé)

Triángulo de rendimiento o triángulo rojo. Figura de aspectos formada por tres planetas (o conjunciones de varios planetas). Uno de los planetas forma una cuadratura con cada uno de los otros dos planetas que, por su parte, forman una oposición.

Geométricamente forman un triángulo rectángulo isósceles. En EUA recibe el nombre de «cruz en T», que es un nombre que contiene una argumentación bastante inconsistente puesto que en él se mezclan puntos de vista astrológicos y geométricos. Además, por definición, una T nunca es una verdadera cruz.

Desde el punto de vista astrológico, un aspecto es la unión de dos planetas y así se dibuja. En cambio, en el dibujo geométrico, la línea vertical de la T no une dos planetas.

Triángulo de rendimiento

Astrológico i Geométrico

Es una figura portadora de energía, es decir, que entre los planetas unidos por la figura existe un intercambio de energía. Esto significa que estos planetas están siempre sometidos a una presión de rendimiento (que es su condición permanente).

Si el triángulo de rendimiento contiene planetas como el Sol, Marte y Plutón, no suelen producirse problemas importantes pues, por su propia naturaleza, son planetas orientados al rendimiento, es decir, están especializados en la transformación de la energía. En cambio, en un triángulo de rendimiento, los planetas sensibles (Mercurio, Júpiter, la Luna y Neptuno) se encuentran bajo presión porque, por sus propias funciones, no están preparados para el rendimiento. Esto puede ocasionar obligaciones de rendimiento cuyos resultados sean bastante inferiores a las expectativas. Con el tiempo esto puede conducir a posturas defensivas desde el punto de vista psíquico. Una forma «superada» de esta situación de presión es el síndrome del salvador.

Como esta figura es un triángulo, la transformación de energía no es constante sino rítmica. Depende claramente de la situación de estímulo: si el estímulo es adecuado, salta y rápidamente produce un rendimiento superior a la media pero, tras un período de tiempo relativamente corto (como más tarde, tras alcanzar la meta), deja de trabajar para dar paso a una fase de reposo.

Con determinados planetas puede producirse una exagerada obligación de actividad o un afán de movimiento difícil de refrenar que puede convertirse en una molestia para el entorno. Este hecho es la razón principal de que, en el pasado, esta figura no estuviera bien considerada.

Tiempo astrológico

Tiempo astrológico

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé)

Si para el cálculo del horóscopo se utilizan efemérides de medio día, el primer paso que se debe realizar es sumar o restar doce horas a la hora de nacimiento indicada (tiempo civil) puesto que, en estas efemérides, las posiciones de los planetas están calculadas para las doce del mediodía como principio de día.

Así pues, las horas de la mañana deben calcularse a partir del mediodía del día anterior y se encuentran siempre entre las 12 y las 24 horas. Ejemplo: las 08:00 del 12 de abril, tiempo civil, corresponden a las 16:00 del 11 de abril, tiempo astrológico (fecha del día anterior).

En el pasado, todas las tablas de planetas se calculaban para el mediodía. En el caso de utilizar efemérides de media noche, las cuales últimamente se están imponiendo de forma creciente, la anterior operación no es necesaria.

Teorías sobre el fenómeno astrológico

Teorías sobre el fenómeno astrológico

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé)

La teoría de la influencia es una de las teorías a las que se recurre para la argumentación de la astrología. Parte de la base de que los cuerpos celestes (planetas, estrellas fijas, etc.) y los campos energéticos (zodíaco) ejercen en el mundo del ser humano una influencia hasta el momento no demostrada. O, como se pensaba en la Edad Media, que las fuerza celestes «influencian» en el devenir y el actuar del ser humano.

Muchos investigadores astrológicos (Tomaschek, Landscheidt, Gauquelin-el de la foto-, etc.) están convencidos de que esta influencia puede demostrarse con medios de ciencias naturales o estadísticos. La teoría de la influencia es la más extendida entre el público lego, puesto que es la que más de acuerdo está con la forma de pensar causal y lógica de hoy.

En el polo opuesto se encuentra la teoría de la correspondencia, que por regla general está defendida por astrólogos con orientación psicológica, mitológica o esotérica. (El más eminente representante de esta visión fue C.G. Jung- el de la foto-, con su concepto de «sincronicidad». Esta teoría comprende las correspondencias astrológicas como un paralelismo de acontecimientos que siguen la ley «como es arriba, es abajo» y no necesita ningún tipo de argumentación causal. En este caso el pensamiento no es lógico, sino analógico (basado en analogías).

Así como muchos astrólogos no se preocupan demasiado por la explicación del fenómeno astrológico, el resto de la escena astrológica está dividida en ambas posturas. No obstante, los más recientes descubrimientos de la física, en especial de la astrofísica, permiten suponer que ambas teorías no deben ser necesariamente excluyentes, sino que pueden confluir en una cosmología de orden superior. Con lo cual, la astrología sería «explicable»»…

Teoría de las fases de la edad

Teoría de las fases de la edad

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé)

A lo largo de la historia se han desarrollado distintos modelos, tanto astrológicos como no astrológicos, que pretenden recoger las diferentes fases de la edad del ser humano. Sin embargo, hasta el momento, la psicología moderna no ha aceptado como válida ninguna de las diversas teorías existentes puesto que las propuestas han demostrado ser demasiado simplistas. De todos modos, se han ido acumulando conocimientos utilizables al respecto – por ejemplo, sobre las distintas fases de la infancia. En los últimos años también se han realizado investigaciones bien fundamentadas sobre la crisis de la mitad de la vida y, en la actualidad, hay una gran actividad en investigación sobre la edad.

Desde el punto de vista astrológico resulta muy interesante un modelo clásico (es decir, existente desde la Antigüedad) que plantea fases de distinta duración y establece una relación entre planetas y fases de la edad, siguiendo la secuencia ptolomeica, pero de forma inversa. A lo largo de los siglos han aparecido distintas variantes de este modelo, pero sólo se diferencian en lo referente a la duración de las fases individuales. A continuación se presenta la versión de Ptolomeo que es la más antigua de las conocidas:

Modelo ptolomeico de las fases de la edad

Hoy se encuentran modelos como este en todo tipo de libros astrológicos. No obstante, personalmente no he encontrado a ningún astrólogo que trabaje de forma concreta con esta teoría.

Los alumnos de Dane Rudhyar trabajan con un modelo de 7 años en el que, fundamentalmente, se realiza una determinación un tanto grosera de la fase de edad en la que se encuentra el individuo. Al trabajar con el horóscopo, el asesor tiene en cuenta la temática particular de la edad. No se realizan cálculos de tiempo ni en lo referente a casas ni en cuanto a los planetas que se encuentran en ellas.

En los últimos tres siglos ha habido modelos de fases de la edad similares basados también en el círculo del horóscopo: en 1654, en su libro Nova Methodus, el clérigo francés Pater Yves propagó un factor de progresión que recorría el círculo de las casas (sistema de Placido) en un ciclo de 60 años (5 años por casa).

Alrededor de 1930, A. Frank Glahn describió un sistema propio denominado Abrollungen en el que el Ascendente se movía de manera retrógrada por el sistema de casas (del AC a la casa 12, etc.). Este sistema emplea 100 años para dar una vuelta completa al círculo (8,333 años por casa).

Desde aproximadamente 1956, el astrólogo Wolfgang Döbereiner enseña un método similar denominado Ritmo Muniqués. Pero, en lugar de 100 años, emplea un ciclo de 84 años (7 años por casa) en el sentido de las agujas del reloj.

En 1932, C.C. Schneider publicó en una revista un artículo sobre el curso de la edad que se movía por el sistema de casas con un ciclo de 72 años (6 años por casa) girando en sentido cósmico. Con este método pretendía poder vaticinar el momento de la muerte de la persona en el horóscopo.

El modelo de 6 años de la progresión de la edad se diferencia del anterior en que, con su medida mucho más precisa del tiempo, permite comprender la forma individual de experimentar las cosas en una determinada edad y, al mismo tiempo, en las casas, tiene a su disposición un marco de referencia de las fases de la vida muy cercano a la naturaleza y de carácter general, que puede describirse de manera muy detallada para el individuo.

Temperamentos – Elementos

Temperamentos – Elementos

Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé, 2004; Imágenes: Internet)

 1990-1995 API Verlag (Adliswil/Zurich)
 2004 API Ediciones España, S.L.

Tres signos del zodíaco separados 120 grados forman siempre una trinidad y están sujetos a uno de los cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua.

Los antiguos griegos utilizaban esta clasificación del zodíaco en el ideario astrológico. Estaban convencidos de que nuestro mundo se componía exclusivamente de estas cuatro materias originales. Esto no tiene nada que ver con la actual comprensión científica del concepto de elemento puesto que, según la visión moderna, los elementos deben compararse con los estados agregados de la materia: sólido para la tierra, líquido para el agua, gaseoso para el aire y plasma para el fuego. Así pues, el fuego no es ninguna «materia original», ni tampoco ningún estado sino un fenómeno energético. El plasma, en cambio, es una forma de estado de materia – en la que por cierto se encuentra más del 95% de la masa del universo, p.e. todas las estrellas fijas y, entre ellas, nuestro Sol.

Los cuatro estados agregados de la materia: sólido, líquido, gas, plasma

Desde Galeno (médico griego en Roma, 129-199 d.C.), los elementos también se describen como temperamentos o humores. Los humores son los cuatro jugos corporales que dirigen los acontecimientos en el cuerpo humano. A ellos corresponden cuatro tipos de temperamentos, que nos encontramos de nuevo (según C.G. Jung) como tipos de funciones en la psicología del siglo XX:

Los conceptos de temperamento se han estabilizado en el transcurso de los siglos en el lenguaje coloquial y son generalmente aceptados, sin embargo muchas veces, el significado de estas palabras no es conocido con exactitud. Así pues, no es extraño que, p.e., muchas personas no hagan ninguna diferencia entre los términos sensación y sentimiento y los utilicen de forma cambiada. Esto es debido a que, en algún momento en los orígenes de la aplicación de la medicina humoral, los conceptos de melancólico y flemático debieron confundirse. Una cuidadosa investigación de los significados que los griegos aplicaban a los elementos y que la psicología actual, según Jung, aplica a los tipos de función, en comparación con las interpretaciones de la antigua medicina humoral, confirma este estado de cosas: melancólico debe correlacionarse con agua y sentimiento, y flemático con tierra y sensación.

N.T.: Esta confusión a la que se refiere BH se pone de manifiesto en las etimologías de melancólico (del gr. melas, negro, y kholé, bilis) y flemático (del gr. phlego, inflamar). Acepciones de flema: (1) mucosidad, (2) producto acuoso obtenido de las sustancias orgánicas al ser descompuestas por el calor en el aparato destilatorio, (3) cualidad de la persona que no se inquieta ni excita aunque haya motivos para ello, imperturbabilidad, pachorra, sorna, sangre de horchata…

Los elementos están sistemáticamente ordenados en el zodíaco. Se suceden (empezando por Aries) tres veces uno detrás de otro, siempre en la misma secuencia (F+ T- Ai+ Ag-). De este modo, dentro de cada una de las tres cruces se produce la misma disposición de temperamentos: fuego y aire están siempre opuestos en uno de los brazos de la cruz y tierra y agua en el otro: en un de polaridad activa (+) y en otro pasiva (-).

El fuego, el temperamento colérico, es fundamentalmente extravertido, muy espontáneo y subjetivo. Exterioriza las cosas de una manera muy personal y comprometida, comprende de forma intuitiva y reacciona de forma extraordinariamente rápida para aprovechar las oportunidades. Por eso, el colérico encuentra placer en tomar el control rápidamente sobre la situación y organizarla según su voluntad. Pero si no puede conseguirlo (especialmente si las personas participantes no reaccionan) pronto pierde la paciencia. No sólo es impaciente sino que además (tanto si lo muestra, como si no) se ofende rápidamente si alguien no se lo toma en serio (si sus «triunfos» no se valoran suficientemente). Busca situaciones de despliegue (ostentación) de fuerzas y de transformación de energía, y tiende preferentemente al pensamiento orientado al rendimiento (correspondiente a Marte). Con el suficiente autocontrol es un «troubleshooter» (arreglador) muy capaz, que «de un vistazo» comprende qué debe abordarse y rápidamente echa una mano para poner las cosas en marcha de nuevo (mentalidad de bombero)

El agua, el temperamento melancólico, también tiene capacidad de reacción y es subjetivo, sin embargo es fundamentalmente introvertido. Está orientado a la interiorización sensorial del entorno y en sus reacciones predominantemente personales quiere sentir como está hecha la vida de su alrededor. Un fuerte deseo de pertenencia en armonía (correspondiente a Venus) condiciona su rico mundo emocional, clasificado según simpatías y antipatías. La permanente búsqueda de afecto y el frecuente sufrimiento por antipatías rigen al melancólico en una a menudo forzada intensidad en los contactos humanos, los cuales clasifica en blanco y negro según unos criterios exactos. Correspondientemente, se ve a sí mismo como el especialista en relaciones humanas y en bienestar (lo cual en verdad puede llegar a ser con la suficiente introspección y autoclarificación). Entonces es especialmente adecuado como cuidador de enfermos, como «confesor» y, en el más amplio sentido de la palabra, como cuidador de almas.

El aire, el temperamento sanguíneo, es sistemático, objetivo y extravertido. Su curiosa conciencia está permanentemente orientada hacia el entorno, el cual, con su pensamiento, intenta comprender, definir y presentar mediante una argumentación lógica o dialéctica. Su pensamiento sistemático transcurre casi exclusivamente por caminos verbales (correspondientemente a Mercurio) (lo que no puede formular en palabras, parece que no le aporte nada). Se exige objetividad a sí mismo y también se la exige a los demás. Frecuentemente los demás lo ven como muy mental (kopflastig) puesto que no disimula que está convencido de que todos los problemas pueden resolverse con un pensamiento claro. Pero el hecho de que el sanguíneo, en el calor del combate verbal, frecuentemente base sus disertaciones lógicas en argumentos teóricos verbales, puede ocasionar que sus propuestas de solución estén muy lejos de una realidad factible. Sin embargo, (con suficiente autocrítica)puede convertirse en un maestro en el ámbito de la lógica, el empleo del lenguaje y el campo de los sistemas técnicos.

La tierra, el temperamento flemático, es también sistemático y objetivo, sin embargo, orientado hacia el interior, es decir, introvertido (y, como el agua, orientado a la interiorización sensorial del entorno). En este elemento, la percepción sensorial (correspondiente a Júpiter) juega el papel principal: el flemático vive en un mundo de sensaciones, las cuales(para no caer en sentimientos debilitadores) quiere objetivizar en gran medida. Se entiende a sí mismo como un observador y un pensador cercano a la realidad. A ser posible evita las fantasías y las ilusiones, por eso se lo describe como tipo realista. Dos cosas le dan qué hacer a menudo al flemático: en primer lugar su miramiento que puede revestirse de lentitud o pereza y, en segundo lugar, su permanente lucha por la palabra adecuada, de cuya validez definitiva tiene verdadero miedo. Además, su dependencia del juicio del entorno le hacen muy propenso a la crítica. Si puede superarlo, entonces, es muy apreciado en todas las ocasiones en las que se necesite un análisis cuidadoso, debido a su juicio cauteloso, ponderado y totalmente responsable, y se le requiere mucho como «especialista en sentido común».